sábado, 29 de agosto de 2009





I

Si supiera como son los tigres no viviría a su caza. Cuando empecé a vivir (hace unos años) en este hervidero de tradición cañera noté que las personas no eran muy diferentes a las de Bogotá, Medellín, Madrid o Paris. En cualquier parte del mundo la gente se reserva algo para sí, algo que es mejor que nadie sepa. Un secreto digamos. En un ejercicio de voyeur, pude ver muchas personas enredadas en sus dobles vidas. Cuando visitaba capital, frecuentemente buscaba por mis medios números de teléfonos de mujeres, las contactaba y nos encontrábamos. Eran buenos tiempos para sacrificar los cuerpos y obtener las pieles de las tigresas jóvenes. Algunas veces no era prudente que se matara la bestia, era mejor dejarla ir en su demacrado estado, de esas pieles no vale el sacrificio, tampoco la intención. Un cazador siempre está al acecho de buenas oportunidades. La caza da de comer al astuto y un tigre también espía su misma especie aunque cambie de territorio y dominio. En cualquier ciudad la gente busca sexo, los tigres son los mismos aunque sus pieles se vuelvan viejas. Los días de compromiso siempre traen bonanza, diversidad, eso atrae a otras fieras que están también en el oficio de matar. El valor del sacrificio, es dejarse encontrar. No ocultar la cara. Prestarse al juego de morir en unas fauces.

II

Hoy, 18 de agosto de 2009, he ingresado a los clasificados eróticos y he encontrado: 7 hombres (uno extranjero), 2 lesbianas, 3 anuncios swinger, 36 gays, 24 mujeres y 5 travestis. ¿Cuánta gente existirá en la sucursal del cielo? Quien sabe pero esto es Cali, que es muy diferente, algo más cercano a un jardín pagano, lleno de carne al sol.

III

En este hotel he vivido más de cuatro meses. En algunas ocasiones vienen las parejas a pasar la noche con el fiel objetivo de tener sexo e irse al día siguiente. Esta mañana después de desayunar, salí a la terraza y tropecé con la pareja del show de anoche. Cerraban la puerta para no volver. Evidentemente no eran esposos. Él, un hombre de unos 50 años, blanco, bien presentado, llevaba un maletín de cuero en la mano y ella, una mujer negra, baja, un poco robusta, colgaba de su espalda un maletín humilde de dos tiras y llevaba en la mano una carpeta de colores. Cuando me vieron dejaron de hablar, me saludaron y soltaron sus manos como si ya fueran en la calle. Hacía las 12:30 o algo más de la mañana sentí el primer gemido, y lo pasé por simple, poco después la mujer gritó y me interesé, porque a pesar de la música que inunda esta zona rosa a esa hora se pudo escuchar con fuerza. Me levanté de la cama y eché un vistazo disimulado por mi ventana. Nada más que una luz y una persiana donde después apareció el hombre a mirarse en el espejo del baño, supongo. Perdí la ilusión de tomar unas fotografías y me retiré antes de ser visto. Al cabo de un tiempo volvió la misma historia a repetirse durante toda la madrugada y me aburrieron los dos, por simples y monotonos. Ninguno de los dos quebró la cama o dijo más que onomatopeyas. Ninguno se quedó con la piel del otro. Evidentemente, eran pésimos infieles.

IV

Acúsome padre, pero no me arrepiento: Hace muchos meses no derramo la cera hirviendo de las velas sobre mi pecho. Hace unos 20 días no me ato los testículos con soga. Esta tarde me quemé. Hace dos años perforé mi espalda con agujas. No ha pasado mucho desde mi última masturbación. Ni la esposa ni la amante están presentes, ya ni siquiera son. Hace 30 minutos escribo este texto. Tengo un látigo de 6 vertientes, me di 9 golpes hace 17 días. Hace falta hielo para el calor. Me encantan las novicias y el sabor de la sangre. Pero no se frote el pecho que soy ateo.

V

Empezaba a caminar muy cerca a una mujer recién bañada y encontré delicioso su aroma como para imaginar un blues o un rock and roll.


WE ARE LIKE TIGERS

Let me walk around your legs
Let me speak you with my tongue
When the abyss can´t never see
my eyes
You must try fall into cigarrettes
Open your eyes lips my little girl
Listen my song and do not forget
I´m on the road!
&
I´m drunk 
drinking with you
We are walking to China

We are like tigers in the wall
Viva Marina y viva Ulay!
Water and fire in the feet
Looking at the window in the bar
All the letters flying away
-Until the sunset in a pic-

Let me wishper so close to you

Come on to fuck!
Let´s do it! 
Listen my love
You are engaged
-But-
Come on to fuck!
Let's do it! Again!
& again & again...
I like my Mustang at 100 miles
I like the wishkey on the rocks
I like the wind between my hair

-But-

I love your neck
I love your breast
We are like tigers
Come on to fuck!
Let's do it! 

I hate farewells

But
Come on to fuck!
Let´s do it! Right now!

After 5 days in a motel
With the fan ridding a red light
&
A guitar still playing sounds at the machine
We just can say just a few words
We are like tigers!
But
Saying good bye
Saying good bye and fucking so good!

Circles, circles
Circles on womb
Circles on you
Something like Cash!

A big cum, a big scream
You're my love
You're my skin
I'm just a hungry man 

You're my soul
You're my moon

You know you like it...
Look at those teeth
Looka at those eyes!

We are like tigers!
Come on to fuck!
 Again.


VI

Tan pronto desembarqué tuve que hacer unas diligencias cerca a una zona comercial. Al intentar cruzar la calle, el flujo de gente se detuvo, el semáforo había cambiado. Cuando dio luz verde avancé lentamente y sentí la mano de una mujer adulta y simpática que sin darse la vuelta me cogió con gana el pene. Pensé que era un error, una mala interpretación. Ella, con gran picardía le comentaba con complacencia a su amiga lo que había hecho. Ambas me miraron sonriendo antes de llegar al otro lado de la acera. Entonces comprendí el juego mientras sostenía un cigarrillo en la boca y acomodaba mis gafas oscuras. Ellas siguieron su camino al banco.


VII

Fue una de las mejores ataduras que hice. Me pedía que la dominara y la até con precisión, con las manos por detrás, su pecho y su cuello estaban milimétricamente rodeados, cubrí sus ojos y la sorprendía con intrigas, dejaba caer saliva sobre sus nalgas, la calentaba con flama ardiente, halaba su cabello con fuerza y la embestía con furia, la mojaba con agua helada y mordía su blanca piel a rajar. La amarré además a un cuelga ropa con una cadena larga que llegaba justo hasta donde yo estaba erecto para que arrodillada me diera una felación. Yo me corría hacia atrás y ella se estiraba de cuello a ver si podía alcanzar la carne, otra vez, a ciegas. Cuando nos cansamos me retó a que la golpeara y lo hice. Supo que no era buena idea. Me hubiera gustado dejarla inmovilizada y que durmiera de pie, mientras yo me estiraba en la cama pensando en lo buena que es la vida, pero vino conmigo a dormir y después fue como cualquier otra.

VII

Es muy bien sabido que los narcos compran felinos para ostentar poder y algunos les quitan los colmillos para que les laman los coños a sus putas. Esos no son dignos cazadores de tigres, nuestro oficio es diferente.
VIII

Cuando llegué hacía mucho calor, me dejé los jeans y serví un café con hielo para tomarlo bajo el parasol. Me percaté de los aires acondicionados del edificio blanco y desee estar ahí. Cuando bajaba la mirada, encontré a una vieja que se asomaba por la ventana de un sexto piso, quizás séptimo. Me miraba entre las cortinas y sacaba la cara de vez en cuando. A pesar de ser miope, supe lo lasciva que resultaba su mirada. Finalmente se retiró cuando una mujer más joven le tocó el hombro derecho. Terminé mi bebida y me sentí mejor cuando al rato estaba desnudo. Hacía mucho calor, sudaba.



Texto de Sebastian Alvarado © 2009 
Switch BDSM Club